DEFINICIÓN
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El utilitarismo es una doctrina filosófica que
determina que la bondad de los actos debe calcularse en razón de la utilidad
que representa. Exponentes del utilitarismo serían John Stuart Mill y Jonathan
Bennett.
AUTORES QUE LO SUSTENTAN
Según Stuart Mill la ética utilitarista de
buscar el máximo bienestar del mayor número de individuos, la felicidad
general (General Happiness) como criterio y
fin de la moralidad, apelando al sentido común de los seres humanos para ser tenido
como principio y guía de la acción. Esta doctrina ética sostiene que la
felicidad de los individuos, de cada uno, depende de la de los demás. En la
medida en que logro la felicidad de los demás consigo también la propia, de
manera que para un individuo resulta útil lograr la felicidad del conjunto en
el que se encuentra inmerso. Buscar lo útil consiste
en ser práctico, valorar las cosas de manera distinta según
el uso que se haga de ellas. Un cuchillo en sí mismo no
es ni bueno ni malo, resultará bueno si le sirve al conjunto de los individuos
para cortar pan o tallar madera y malo si lo utilizan para matarse. Por tanto, lo malo es lo inútil para conseguir la felicidad y lo bueno es lo útil para lograrla. No es correcto decir que un cuchillo puede ser útil para matar, ya que el utilitarista,
reserva el calificativo de útil, tan sólo para aquello que, manejado de
determinada manera, proporciona bienestar al mayor número.
El utilitarismo obliga a repetir constantemente los juicios
éticos, que serán relativos al uso que se haga de las cosas, es decir, a las
prácticas o conductas que se desarrollen con ellas. La religión o la energía
atómica no son ni buenas ni malas, no puede establecerse para siempre la bondad
o maldad de algo, sino que depende, en cada caso, de los resultados prácticos. Resultará, las más de las veces, que el utilitaristas
calificará a las cosas, vinculadas siempre a conductas, de buenas si resultan
beneficiosas y malas si resultan perjudiciales; resultando algunas de ellas
buenas y malas a un mismo tiempo, al depender de la utilización que se haga de
ellas. Así, la energía atómica es buena (útil, benéfica) en la medida en que
proporciona iluminación a las grandes ciudades y mala (perjudicial) en la
medida en que permite fabricar bómbas atómicas o desechar residuos radiactivos
al mar. Esta consideración ética perdura en nuestros días con el nombre de pragmatismo el cual se caracteriza por hacer
depender el juicio ético de los resultados prácticos y así medir la conducta
bajo el criterio de su eficacia social.
Esto se aplica en mi vida
cuando busco que las personas que quiero están bien, y así yo igual
estoy bien.
Francisco Javier Mendoza Salinas
Fernando Martines Morales
Diana Itzel Nicolas Contreras
Nallely Ariana Betancourt Ruiz